¿Conoces la historia de Alonso Valor?, el hombre que sobrevivió a la gran riada de Cártama en 1890 y cuyo valor dio nombre a esta leyenda.
Corría el año 1890 cuando una desbordante crecida del río Guadalhorce arrasó con toda la vega cartameña, sumergiendo bajo sus furiosas aguas cualquier sendero y vereda que se cruzara en su paso. El paisaje, que hasta entonces había estado surcado por caminos, quedó transformado en un vasto mar embravecido.
Pese a que el terreno se encontraba completamente inundado, muchos de los habitantes de la región decidieron intentar regresar a sus hogares. Adivinando por instinto el rumbo que debían tomar. Por fortuna, la mayoría logró alcanzar sus casas sin sufrir mayores contratiempos; sin embargo, hubo uno que no tuvo tanta suerte.
Este hombre, de nombre Alonso, perdió el rumbo y se vio arrastrado por una de las violentas corrientes que barrían la zona. A lo largo de un considerable trecho, Alonso fue llevado por la fuerza de las aguas, pero no perdió la calma. Con una serenidad admirable, hizo todo lo posible por acercarse a la orilla y aferrarse a una rama de ciprés que, aunque inclinada, resistía el embate del torrente.
La historia de Alonso Valor nos enseña algo
Con gran esfuerzo, Alonso consiguió trepar hasta la copa de aquel robusto árbol. Y, temiendo caer, se amarró con su faja a una de las ramas. Desde su precaria posición, comenzó a pedir auxilio. Y no tardó en ver cómo, en ambas márgenes del río, se reunían vecinos, amigos y hasta las autoridades locales, intentando hallar una forma de socorrerle.
Durante dos días enteros, Alonso permaneció en lo alto del árbol, balanceándose al compás del viento mientras la angustiada multitud observaba impotente. Con cada oscilación, el temor a que se precipitara al vacío aumentaba, y la gente empezó a gritarle con fervor: “¡Alonso… valor!”, “¡Alonso… valor!”.
Fue entonces cuando a alguien se le ocurrió llamar a unos marineros de Málaga. Hombres endurecidos por el mar y acostumbrados a lidiar con situaciones difíciles. Con la ayuda de una pequeña barca, estos valientes marengos lograron llegar hasta Alonso y rescatarlo de su peligrosa posición.
Desde aquel día, la riada que casi le costó la vida fue conocida en toda Málaga como “la riada de Alonso Valor“. Y con el tiempo, ese sobrenombre se convirtió en el apodo que identificaría a sus descendientes.
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