Hoy he descubierto que la primavera no solo despierta a las flores en el Valle del Guadalhorce, también he sabido que regresa un ave curiosa, coronada como una reina: la abubilla.

Su plumaje es anaranjado, salpicado de blanco y negro, y su pico largo y su elegante penacho en forma de corona la hacen inconfundible. Cuando canta, suena como si el propio Valle suspirara: “upu-upu-upu…”, un canto que trae recuerdos de la niñez.

La abubilla, como ave migratoria, regresa cada primavera y trae en sus alas la calidez del sur. Le gusta pasear por campos abiertos, olivares, huertas y caminos donde el sol calienta la tierra.

También he leído que en culturas antiguas, como la egipcia, era considerada un símbolo de virtud, lealtad y sabiduría, y aun se dice que quien la ve en los primeros días de marzo tendrá un año lleno de sorpresas y de cambios felices.

Inspirada por su regreso y su misterioso canto, hoy comparto una historia que me ha susurrado nuestro maravilloso Valle…

“La canción de la abubilla”

En el Valle del Guadalhorce, cuando el invierno empieza a irse, todos esperan un sonido:

Upu-upu-upu…

Es el canto de la abubilla, el ave coronada que trae consigo la primavera.

Dicen los mayores que este pájaro no solo canta: también sabe leer los cielos y guardar el secreto del cambio de estación.

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Pero hubo una vez un año extraño.

Las flores no brotaban, los naranjos no abrían su azahar, y el río parecía dormido.
La primavera no llegaba.

Nadie sabía por qué, hasta que una niña del Valle, que siempre escuchaba más que hablaba, encontró algo atrapado entre los juncos:
una abubilla enredada en una red olvidada.

Sus alas estaban sucias, y su penacho, caído como una corona triste.

La niña la liberó con cuidado, sin pedir nada.

Esa misma noche, el viento cambió.
Al día siguiente, los almendros despertaron de golpe, el campo se llenó de colores, y el cielo olía a nuevo.

Desde entonces, dicen que todos los buenos deseos de aquella niña se cumplieron poco a poco.

Y en su honor, cada primavera, los niños del Valle cantan una copla suave al amanecer:

Upu-upu-upu,
linda abubilla,
que traes el calor del sur,
tráeme mi deseo,
hoy que las estrellas brillan
y a la primavera ha vuelto su luz.

Texto e imagen: Clara Belén Gómez

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Clara Belén Gómez

Artista plástica y digital. Le apasiona explorar el arte a través de la pintura y de la creación literaria. Su trabajo combina técnicas tradicionales y digitales, siempre con una mirada poética hacia los pequeños detalles.