La nueva Ley de Servicios de Atención a la Clientela ha sacudido la forma en que las grandes empresas deberÔn tratar a sus usuarios en España, desde las llamadas comerciales hasta los algoritmos que fijan los precios online. Aprobada de forma definitiva por el Congreso a finales de 2025, la norma impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 fija por primera vez estÔndares mínimos de calidad en la atención al cliente y abre la puerta a sanciones importantes para quien no los cumpla.

En la prĆ”ctica, afecta a compaƱƭas de sectores esenciales —energĆ­a, telecomunicaciones, banca, transporte— y a cualquier empresa con mĆ”s de 250 trabajadores o mĆ”s de 50 millones de facturación anual, lo que significa que buena parte del consumo cotidiano quedarĆ” bajo este paraguas. Para el usuario medio, desde una familia de MĆ”laga que pelea una factura de luz hasta quien compra un billete de avión por internet, el cambio se notarĆ” sobre todo en los tiempos de respuesta, la transparencia de la información y el control sobre sus datos y su bolsillo.

Qué regula la Ley de Servicios de Atención a la Clientela

La ley nace con una idea sencilla sobre la mesa: que la atención al cliente deje de ser un laberinto y se convierta en un servicio bÔsico mÔs, con derechos claros y plazos definidos. Establece un marco común para todo el país y se apoya en la normativa general de consumo, de modo que cuando un usuario tenga un problema con su banco, su operadora o su suministradora eléctrica sepa a qué atenerse.

En este caso, la norma obliga a que las empresas ofrezcan canales de atención gratuitos, accesibles y visibles, tanto telefónicos como digitales, y que informen de forma clara de horarios, procedimientos y vías de reclamación. AdemÔs, deberÔn atender en castellano y en las lenguas cooficiales donde proceda, garantizando alternativas accesibles para personas con discapacidad o colectivos vulnerables, un punto que el sector social llevaba años reclamando.

Llamadas comerciales, tiempos de espera y atención humana

Uno de los cambios mĆ”s comentados es el fin de las llamadas comerciales sin identificar, las conocidas llamadas ā€œspamā€ que entran a cualquier hora y desde nĆŗmeros que nadie reconoce. La ley obliga a que las empresas que llamen por motivos comerciales usen un prefijo especĆ­fico, fĆ”cilmente reconocible, y faculta a las operadoras para bloquear aquellas que no lo utilicen, declarando ademĆ”s nulos los contratos cerrados en llamadas que no cumplan estas condiciones.

En paralelo, la norma fija el famoso criterio de los tres minutos: las consultas telefónicas deberÔn resolverse, de media, en ese tiempo, evitando esperas eternas encadenando locuciones automÔticas. No desaparecen los sistemas automatizados, pero el texto deja claro que el usuario podrÔ pedir en todo momento hablar con una persona física, sin quedar atrapado en un bucle de opciones que nunca llegan a ningún agente, algo que en la Costa del Sol se ha convertido casi en tema de conversación habitual cuando alguien intenta reclamar una factura errónea en pleno verano.

LĆ­mites al uso de nĆŗmeros de pago y cargos extra

La ley prohĆ­be el uso de nĆŗmeros de tarificación adicional para la atención al cliente, lo que significa que las empresas deberĆ”n ofrecer lĆ­neas gratuitas o con el mismo coste que una llamada ordinaria. Este cambio se notarĆ” especialmente en servicios como aerolĆ­neas, plataformas de ā€˜streaming’ o compaƱƭas de seguros, donde llamar para resolver un problema podĆ­a encarecer aĆŗn mĆ”s la incidencia.

AdemĆ”s, el texto pone el foco en los llamados ā€œgastos de gestiónā€ que aparecen al final del proceso de compra de entradas, billetes o reservas online. A partir de ahora, el precio final que se muestra al inicio deberĆ” coincidir con el importe total a pagar, sin recargos sorpresa aƱadidos a Ćŗltima hora mientras el usuario avanza hacia el botón de pago.

Algoritmos, publicidad personalizada y precios dinƔmicos

La parte mƔs novedosa, y quizƔ la menos visible a simple vista, estƔ en el control de los algoritmos que usan muchas plataformas para personalizar precios, ofertas y anuncios. La ley impone un principio de transparencia algorƭtmica: cuando una empresa utilice estas herramientas para fijar precios o lanzar promociones, deberƔ informar al usuario de que se estƔn utilizando y explicar de forma comprensible quƩ criterios entran en juego.

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En la prÔctica, esto significa que si una aerolínea o una plataforma de comercio electrónico ajusta el importe según la hora, la demanda o el historial de navegación, tendrÔ que dejar claro por qué ve ese precio y no otro. Lo que queda prohibido es utilizar datos sensibles como la urgencia, la discapacidad o el perfil racial para modular tarifas, una preocupación creciente en un contexto donde la inteligencia artificial entra cada vez con mÔs fuerza en las decisiones comerciales.

Publicidad personalizada con reglas claras

La publicidad personalizada no desaparece, pero se blinda con mÔs información para el usuario. Cada anuncio que llegue filtrado por algoritmos deberÔ identificarse como tal e indicar, al menos de forma general, en función de qué criterios se ha dirigido a esa persona: intereses declarados, comportamiento en la web, histórico de compras o ubicación aproximada.

Para el pequeño comercio que se anuncia en redes o buscadores, esta obligación no cambia la estrategia de marketing de un día para otro, pero sí refuerza la necesidad de revisar cómo se recogen y se usan los datos de los clientes. Para el consumidor, ofrece una pista mÔs para entender por qué le aparece una oferta concreta en su móvil mientras pasea por el centro de MÔlaga o busca un hotel para el fin de semana.

ReseƱas falsas, renovaciones automƔticas y reclamaciones

Otro frente en el que el legislador ha querido entrar de lleno es el de las reseñas falsas en internet. Plataformas de turismo, hostelería o comercio electrónico deberÔn reforzar sus sistemas de verificación y solo podrÔn publicar opiniones de personas que realmente hayan utilizado el servicio en un plazo razonable, que se fija en 30 días desde el uso en materiales divulgativos del Ministerio. AdemÔs, las empresas podrÔn pedir la retirada de comentarios cuando puedan demostrar que no proceden de clientes reales o que los datos aportados son falsos o manipulados.

Junto a esto, la ley ataja las renovaciones automÔticas de suscripciones a servicios digitales, seguros o membresías. Las compañías estarÔn obligadas a avisar con al menos 15 días de antelación antes de renovar y cobrar de nuevo, y solo podrÔn hacerlo si el usuario da una confirmación expresa. Si no la hay, no podrÔn prorrogar el contrato ni cargar el importe, una medida que en la prÔctica evita muchos sustos a final de mes.

Plazos para resolver reclamaciones

La norma también pone orden en los tiempos de respuesta a las quejas formales. Las empresas contarÔn con un mÔximo de 15 días para resolver reclamaciones generales y de 5 días cuando se trate de cobros indebidos, según los materiales informativos del propio Ministerio. Estos plazos obligan a reorganizar departamentos de atención al cliente que hasta ahora podían alargar la respuesta durante semanas, algo que el sector mira con preocupación pero que, al mismo tiempo, puede mejorar la confianza de los usuarios.

En ciudades como MÔlaga, donde el peso del turismo y de los servicios es muy alto, los expertos en consumo apuntan a que esta agilización puede marcar la diferencia entre un cliente que vuelve y uno que decide cambiar de proveedor. A partir de ahí, las autoridades autonómicas y sectoriales conservarÔn la potestad sancionadora, con multas que pueden llegar a los 100.000 euros o a seis veces el beneficio obtenido si se demuestra un incumplimiento grave y reiterado.

Qué empresas se verÔn afectadas y cómo prepararse

La ley se aplicarĆ” tanto a empresas pĆŗblicas como privadas que presten servicios considerados esenciales —luz, agua, gas, telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, entre otros— como a cualquier compaƱƭa que supere ciertos umbrales de tamaƱo. Dicho de otro modo, no solo las grandes multinacionales tendrĆ”n que adaptarse, tambiĆ©n cadenas de retail, grupos hoteleros o plataformas digitales con una presencia consolidada.

Para ajustarse a las nuevas obligaciones, los expertos recomiendan revisar contratos, canales de contacto y protocolos internos con un margen de varios meses desde la entrada en vigor de la norma. En muchos casos, esto implica reforzar plantillas en los ā€˜contact centers’, rediseƱar los menĆŗs de las lĆ­neas telefónicas, actualizar textos legales en webs y apps, y auditar los algoritmos que se usan para fijar precios o segmentar publicidad.

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Impacto en el dĆ­a a dĆ­a del consumidor

¿Se notarÔ de verdad este cambio en la vida cotidiana? Los colectivos de consumidores creen que sí, aunque advierten de que el efecto real dependerÔ del grado de cumplimiento y de la capacidad de las administraciones para vigilar y sancionar. El simple hecho de saber que existe un tiempo mÔximo medio de espera, un precio final sin recargos ocultos y un plazo legal para responder reclamaciones ya ofrece un marco mÔs claro para defenderse.

En el terreno digital, el control de reseƱas falsas y la obligación de transparencia en la publicidad y los precios pueden ayudar a tomar decisiones de compra mĆ”s informadas. Para alguien que reserva un hotel en la AxarquĆ­a o contrata una tarifa de fibra y móvil desde casa, disponer de opiniones verificadas y entender por quĆ© ve una oferta concreta reduce la sensación de estar ā€œa ciegasā€ frente a grandes plataformas.

Recomendaciones finales y recursos Ćŗtiles

La nueva Ley de Servicios de Atención a la Clientela llega en un momento en que la relación entre usuarios y empresas pasa en gran medida por canales digitales y telefónicos, donde los desequilibrios de información son muy evidentes. A partir de ahora, conviene conservar justificantes de llamadas, capturas de pantalla de precios y comunicaciones con la empresa, porque serÔn fundamentales si hay que acreditar un incumplimiento ante las autoridades de consumo.

Para profundizar en cada aspecto, es recomendable consultar directamente el texto legal y las guías que vaya publicando el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, así como las oficinas municipales de información al consumidor. Y, si el lector quiere seguir este tema de cerca, puede suscribirse a las alertas informativas del medio, compartir esta pieza con quien aún se pelea con su operadora o revisar otros reportajes sobre derechos de los consumidores, porque la batalla por una atención al cliente digna acaba de entrar en una nueva fase.

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Juan Antonio FernƔndez

Apasionado del marketing digital y el SEO, soy redactor en la Revista Valle del Guadalhorce Magazine, donde impulso la publicidad y promoción de negocios locales. Diseñador web y creador de tiendas online, también ofrezco servicios de posicionamiento web a través de Diseño Web Coín, ayudando a empresas a destacar en el mundo digital. Andaluz de corazón y comprometido con la comarca, trato de combinar mi amor por el Valle del Guadalhorce con la experiencia en marketing. Conoce mi trabajo en mis redes sociales y no dudes en pedir consejos de SEO y diseño web.